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domingo, 22 de marzo de 2020

El Papa y el COVID-19

   Hola a todos:
   Ante el más que posible recrudecimiento de las medidas ante esta pandemia, os escribo el llamamiento  que el Papa ha hecho este domingo, después de la oración del Ángelus, en un “momento de prueba en que la humanidad tiembla por la amenaza de la pandemia”:

"Invito a todos los Jefes de las Iglesias y a los líderes de todas las Comunidades Cristianas, junto con todos los cristianos de las distintas confesiones, a invocar al Altísimo y Dios Omnipotente, recitando contemporáneamente la oración que nos enseñó Jesús Nuestro Señor”

Y que, a su vez, invoquemos a María con esta oración, sobre todo, a las 12 del mediodía, al finalizar el Ángelus:


“Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda la paz!”

O con esta versión resumida, ofrecida desde la Diócesis de Pamplona

“Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos con la voluntad del Padre y a hacer lo que nos diga Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas, que estamos en la prueba, y líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”.

También invita a dos momentos de oración ante esta emergencia mundial: 
  • el miércoles 25 de marzo al mediodía, para recitar juntos el Padre Nuestro, día en que muchos cristianos recuerdan el anuncio a la Virgen María de la Encarnación del Verbo.
"Que el Señor escuche la oración unánime de todos sus discípulos que se preparan a celebrar la victoria de Cristo resucitado".
  • momento de oración en el Sagrato de la Basílica de San Pedro, con la plaza vacía, el próximo viernes, 27 de marzo, a las 18 horas
"Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento, con el que al final daré la Bendición Urbi et Orbi, a la cual se adjuntará la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria. Queremos responder a la pandemia del virus con la universalidad de la oración, de la compasión, de la ternura. Permanezcamos unidos. Hagamos sentir nuestra cercanía con las personas más solas y exhaustas". 

“Desde ahora – dice – invito a todos a participar espiritualmente a través de los medios de comunicación”.

Exhorta a tomar el Evangelio y a leer “tranquilamente, lentamente” el capítulo 9 de Juan. “Lo haré también yo” – asegura. “Nos hará bien a todos”.

Francisco insta, además, a permanecer “unidos” y a hacer sentir nuestra “cercanía” a todos los que se están debatiendo en primera línea para ayudarnos y protegernos en esta emergencia:

“Nuestra cercanía a los médicos, a los agentes sanitarios, enfermeras y enfermeros, voluntarios... Nuestra cercanía a las autoridades que deben tomar medidas duras, pero por nuestro bien. Nuestra cercanía a los policías, a los soldados en la calle que siempre tratan de mantener el orden, que se cumplan las cosas que el gobierno nos pide que hagamos por el bien de todos. Cercanía a todos.”

Pero, no olvidemos que debemos ser responsables de nuestra seguridad y de la de los demás. Así pues:













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