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jueves, 31 de enero de 2019

Día de la Paz

     Hola a todos:
Como en años, hemos estado trabajando sobre la Paz en los diferentes cursos, reflexionando sobre ella y cantando diferentes canciones, exponiendo después los trabajos de clase.
En los cursos superiores (5º y 6º) hemos visto diferentes personas premiadas tanto en Suecia (por la Fundación Nobel) como en España (Fundación Princesa de Asturias).
Si queréis curiosear o profundizar más en ellas podéis hacerlo en los siguientes enlaces:



lunes, 21 de enero de 2019

Infancia Misionera

   Hola chicos:
 
El próximo 27 de enero se celebrará la Jornada de la Infancia Misionera bajo el lema: “Con Jesús, a Belén, ¡qué buena noticia!” invitándonos a ser como los pastores receptores y mensajeros de su Buena Noticia.
                                


¿Y por qué los pastores y Belén si ya no estamos en Navidad? ¿No era esto la Infancia Misionera?
Los más peques podemos ver el siguiente video para entenderlo mejor: 


Los demás también podemos leer la siguiente reflexión:
El que no tenía lugar para nacer es anunciado a aquellos que no tenían lugar en las mesas ni en las calles de la ciudad. Los pastores son los primeros en recibir esta buena noticia. Por su oficio, vivían al margen de la sociedad: su piel, sus vestimentas, su olor, su manera de hablar, su origen los delataba. Todo en ellos generaba desconfianza. Hombres y mujeres de los que alejarse, temer…
Jesús, Dios y hombre verdadero, […] ha puesto su tienda entre nosotros. Los pastores fueron los primeros porque:
vieron esta “tienda”, recibiendo el anuncio de su nacimiento
eran de los últimos, de los marginados.
estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Es condición del peregrino velar, y ellos estaban en vela
“Los pastores […] estaban entre los marginados de entonces. Pero ninguno está marginado a los ojos de Dios y fueron justamente ellos los invitados a la Navidad. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente, se quedó en casa entre sus cosas; los pastores, en cambio, «fueron corriendo de prisa» (cf. Lc 2,16)
Cuando los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento del Redentor, lo hicieron con estas palabras:
«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12).
La «señal» es precisamente la humildad de Dios llevada hasta el extremo; el amor y ternura con el que, aquella noche, asumió nuestra fragilidad, sufrimientos, angustias, anhelos y limitaciones. Era el mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más profundo de su alma: Dios, con ojos llenos de afecto, acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra pequeñez.
 Así, en Jesús, saborearemos el verdadero espíritu de Navidad: la belleza de ser amados por Dios. […] Contemplando su amor humilde e infinito, digámosle sencillamente gracias: gracias, porque has hecho todo esto por mí.

Todos juntos podemos rezar con esta bonita oración,
pasar un buen rato con el siguiente dibujo y 
y decorar la hucha para mandar su contenido,después, a los niños que lo necesitan más que nosotros

¡Apúntate a serlo tú también! ¡Seamos misioneros de su Buena Noticia!





Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

   Hola a todos:

La fe de Jesús, ("Dios mío y Señor mío", la proclamó el apóstol Tomás al ver a Cristo resucitado) empezó con un puñado de seguidores y hoy cuenta con unos 2.400 millones de cristianos, aquellos que -muy devotos o nada devotos- han sido bautizados y convertidos así en hijos de Dios por adopción.
Sin embargo, con los avatares de la Historia llegaron las rupturas: con los asirios, armenios y coptos en el siglo V (se calcula que hoy son unos 85 millones), con los ortodoxos griegos en el siglo XI (hoy son unos 270, sobre todo en Rusia y Europa Oriental), y después con los protestantes en el siglo XVI, y las infinitas separaciones entre distintos protestantes (se calcula que son unos 920 millones en todo el mundo). La Iglesia Católica cuenta con unos 1.285 millones de fieles.
Todos estos cristianos escuchan recitar en sus iglesias las palabras de Jesús: "Padre, que sean uno como Tú y Yo somos uno"(Jn 17,21). La unidad es, pues, un mandato de Cristo.

Desde aquellas palabras de Jesús, recogidas en el Evangelio de San Juan e integradas en la llamada «oración sacerdotal», nunca en la Iglesia se ha dejado de orar por la unidad. El texto evangélico dice: «Padre, te ruego por ellos, para que sean uno, como Tú y Yo somos uno, para que el mundo crea» (Jn 17, 21). Todas las liturgias antiguas, tanto orientales como occidentales, poseen bellas oraciones que repiten, a su manera, aquella oración del Señor Jesús poco antes de padecer.

Pero cuando las polémicas y enfrentamientos se consumaron y dividieron el Cristianismo en Iglesias enfrentadas, la urgencia por la vuelta a la unidad visible se hizo un grito —desgraciadamente no un clamor— y aquella oración de Getsemaní se convirtió en una necesidad sentida por los mejores espíritus de cada una de las comunidades separadas. Existe una larga tradición en las Iglesias cristianas de orar por la unidad. Los textos litúrgicos de las comunidades católicas, ortodoxas, anglicanas y protestantes poseen hermosas plegarias para pedir al Espíritu preservar o devolver —según los casos— la unidad de la Iglesia. Pero además de las expresiones litúrgicas oficiales por la unidad, apareció muy pronto entre muchos cristianos divididos una orientación marcadamente ecuménica que ponía todo el énfasis en la plegaria por la unidad de las Iglesias divididas —en plural— que, sin menoscabo de la tarea doctrinal, se dio cuenta de que el camino real hacia la plenitud de la unidad pasaba por la convergencia y concordia de corazones en la plegaria común compartida por todos.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, nació en Inglaterra, en 1908, con un “Octavario de oración por la unidad de la Iglesia”. Luego, en 1966 se creó un grupo mixto entre la Iglesia Católica y el Consejo Mundial de las Iglesias Protestantes, para la preparación de esta semana de oración.


 Esta semana de oración se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero, entre las festividades de la confesión de San Pedro y la de la conversión de San Pablo.  
Para preparar esta celebración anual, los asociados ecuménicos de una región son invitados cada año a elaborar un texto litúrgico de base sobre un tema bíblico. A continuación, un equipo internacional de editores formado por representantes del CMI y de la Iglesia católica romana pule el texto para asegurarse de que puede ser utilizado como oración en todo el mundo y de que está relacionado con la búsqueda de la unidad visible de la Iglesia.
Desde hace ya algunos años, se encargan los materiales de oración para esta semana a Iglesias y Comunidades eclesiales confesionales diversas de alguna región geográfica. En esta ocasión se lo han pedido a las Iglesias y comunidades de la región de Indonesia.
Es el país más grande del Sudeste Asiático el Sudeste Asiático (más de 17 000 islas, 1340 grupos étnicos y más de 740 lenguas locales) y, sin embargo, unido en su pluralidad por una lengua nacional, el indonesio (Bahasa Indonesia). Con una población de 265 millones, de la cual el 86 % se considera musulmana. Sin embargo, un 10 % de los habitantes de Indonesia son cristianos de distintas tradiciones. La nación se funda en el lema Bhineka Tunggal Ika (unidad en la diversidad). A través de la diversidad de grupos étnicos, lenguas y religiones, los indonesios han vivido de acuerdo con el principio de gotong royong, que es vivir en solidaridad y colaboración. Esto significa compartir en todos los ámbitos de la vida, el trabajo, el duelo y las fiestas, y considerar a todos los indonesios como hermanos y hermanas. Esta armonía siempre frágil está amenazada en la actualidad: competitividad a cualquier precio, corrupción devastación del medio ambiente. De un modo especial la corrupción socava la justicia y la aplicación de la ley. Movidos por estas preocupaciones, los cristianos de Indonesia encontraron que las palabras del Deuteronomio «actúa siempre con toda justicia.» (cf. Dt 16, 18- 20) hablaban poderosamente a su situación y a sus necesidades. Antes de que el pueblo de Dios entrara en Canaán, renovó su adhesión a la Alianza que Dios había hecho con él.

Recuerdan los obispos de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales en su mensaje, ”Indonesia es de mayoría social musulmana y, aunque numerosas, son minoritarias las Iglesias y comunidades cristianas, que se han movilizado con fraterna solidaridad para paliar en lo posible los efectos de los seísmos”. 
Por ello, el lema de este año es:
                                     “Actúa siempre con toda justicia” (Dt 16, 18-20)