Corpus Christi (que en latín
significa ‘cuerpo de Cristo’), Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una fiesta de la Iglesia para celebrar la presencia real de Cristo en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, dándole públicamente adoración el jueves posterior
a la solemnidad de la Santísima Trinidad. En
algunos lugares esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para
adaptarse al calendario laboral.
Todo comienza, se
podría decir, desde el corazón de Cristo, en la Última Cena, que tuvo lugar el Jueves Santo, cuando
Jesucristo convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre, e invitó a los
Apóstoles a comulgar con Él.
En la víspera de su
pasión, agradeció y alabó a Dios y, al hacerlo, con la fuerza de su amor,
transformó el sentido de la muerte a la que iba. El hecho de que el Sacramento del
altar haya tomado el nombre de "Eucaristía" – acción de gracias –
expresa precisamente esto: que el cambio de la sustancia del pan y del vino en
el Cuerpo y la Sangre de Cristo es el fruto del don que Cristo hizo de sí
mismo, el don de un Amor más fuerte que la muerte, el Amor divino que lo
resucitó de la muerte. Por eso, la Eucaristía es el alimento de la vida eterna,
el Pan de Vida.
Oh Jesús, alimento
sobrenatural de las almas, a Ti llega este inmenso pueblo. Se vuelven para
penetrar en su vocación humana y cristiana de nuevo impulso, de virtud
interior, con disposición al sacrificio, del que Tú diste inimitable sabiduría
y ejemplo, con la palabra y el ejemplo.
(Oración de Juan Pablo II)
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