Hola chicos:
El próximo 27 de enero se celebrará
la Jornada de la Infancia Misionera bajo el lema: “Con Jesús, a Belén, ¡qué
buena noticia!” invitándonos a ser como los pastores receptores y mensajeros de
su Buena Noticia.
¿Y por qué los pastores y Belén si ya no estamos en Navidad? ¿No era esto la Infancia Misionera?
Los más peques podemos ver el siguiente video para entenderlo mejor:
Los demás también podemos leer la siguiente reflexión:
El que no tenía lugar para nacer es anunciado a aquellos que no
tenían lugar en las mesas ni en las calles de la ciudad. Los pastores son los primeros en recibir esta buena noticia. Por su oficio, vivían al margen de la sociedad: su piel, sus
vestimentas, su olor, su manera de hablar, su origen los delataba. Todo en
ellos generaba desconfianza. Hombres y mujeres de los que alejarse, temer…
Jesús, Dios y hombre verdadero, […] ha puesto su tienda entre
nosotros. Los pastores fueron los primeros porque:
vieron esta “tienda”, recibiendo el anuncio de su nacimiento
eran de los últimos, de los marginados.
estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Es condición
del peregrino velar, y ellos estaban en vela
“Los pastores […] estaban entre los marginados de entonces. Pero
ninguno está marginado a los ojos de Dios y fueron justamente ellos los
invitados a la Navidad. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente, se
quedó en casa entre sus cosas; los pastores, en cambio, «fueron corriendo de prisa» (cf. Lc 2,16)
Cuando los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento del
Redentor, lo hicieron con estas palabras:
«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales
y acostado en un pesebre» (Lc 2,12).
La «señal» es precisamente la humildad de Dios llevada hasta el
extremo; el amor y ternura con el que, aquella noche, asumió nuestra
fragilidad, sufrimientos, angustias, anhelos y limitaciones. Era el mensaje que todos esperaban, que
buscaban en lo más profundo de su alma: Dios, con ojos llenos de afecto, acepta
nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra pequeñez.
Así, en Jesús, saborearemos el verdadero espíritu de Navidad: la belleza de ser amados por Dios. […]
Contemplando su amor humilde e infinito, digámosle sencillamente gracias: gracias, porque
has hecho todo esto por mí.
Todos juntos podemos rezar con esta
bonita oración,
pasar un buen rato con el
siguiente dibujo y
¡Apúntate a serlo tú también!
¡Seamos misioneros de su Buena Noticia!
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